La calefacción en invierno puede hacer verdaderos estragos en nuestra factura de suministros. Por cada grado que subamos la temperatura, el consumo aumentará en torno a un 7%. Teniendo en cuenta esto, hay que añadir que la temperatura adecuada de una habitación está entre 19 y 21º. Ahora bien, en los dormitorios esta temperatura puede descender perfectamente hasta los 16º.
No dejes la calefacción encendida cuando duermas, es mejor dejarla durante la tarde y luego dormir con el calor residual. Además, por la mañana, no la enciendas hasta ventilar la casa correctamente y cerrarlo todo bien. Por último, no cubras jamás los radiadores ni pongas obstáculos. La distribución del calor será mejor. Y cierra también esos radiadores que están en habitaciones que no se usan, es un gasto innecesario.