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Básicamente hay dos tipos de cocinas estrechas: las conocidas como “efecto pasillo”, que son estrechas y alargadas; y las que son estrechas y pequeñas, es decir, que tienen poca poca profundidad. Decir si una opción es mejor que la otra es difícil, ya que también depende del grado de estrechez al que nos enfrentemos. No obstante, hay algunos trucos que se pueden aplicar en ambos casos y que te ayudarán a mejorar la operatividad de la cocina.