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Las puertas correderas y las cocinas forman una "pareja perfecta", pues ahorran gran cantidad de espacio, algo muy útil si vivimos en un departamento pequeño. Además, cuando están abiertas crean una sensación de unidad similar a aquella que tendríamos si nuestra cocina estuviera abierta al living. Eso sí, con una ventaja añadida: una puerta corredera puede aislar olores y ruidos indeseados.
- Gana lugar para trabajar cómodamente y ganar vida social.
- Consigue más luz, siempre tan deseada en la cocina.
- Une ambientes sin necesidad de ceder ante olores ni ruidos.