Los perfectos candidatos para decorar un salón con este estilo, son los que no piensan jamás en la moda. A un salón rústico los años no le afectan, al revés, le dan carácter. En ellos no pueden faltar los tonos tostados, beiges o blancos. Recuerda máximo 3 o 4 colores, solo salpicados por algún verde o malva para hacer contraste.
Necesitas muebles de madera clásica, mucho tapizado y, por supuesto, cortinas con barras vistas, ya sean de forja, madera o metal. Sobre la base de suelos de porcelana o gres, decora los techos con vigas de madera, aunque sean de imitación. Las chimeneas son su punto fuerte, ya sean auténticas o bien los nuevos modelos decorativos con llama. Si la enmarcas en una estantería de escayola (yeso más fino), obra o pladur (cartón yeso y/o volcanita), ya será para sacarte una buena nota.