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El linóleo es un material en auge, aunque debemos conocer que requiere una mantención especial. Una premisa para que ésta sea más sencilla es cepillar el piso bien o utilizar el aspirador todas las semanas para eliminar los restos de polvo antes de trapear. Una vez realizada esta tarea, puedes trapearlo con un producto especial para este tipo de pisos o usar amoniaco. Eso sí, una vez hayas aplicado esta solución, lo aconsejable es pasar una toalla o un trapo para secar el piso y que la humedad no afecte al material. Si sigues este sencillo consejo, tu pavimento de linóleo permanecerá intacto durante mucho más tiempo.