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A la hora de escoger el color, además de fijarte bien en las dimensiones del espacio a pintar y de la luz natural con la que cuentas, quizá te interese saber un poco más sobre la psicología del color. Y es que el color tiene el don de influir en nuestro día a día. Por ejemplo, los tonos azules son capaces de crear ambientes relajados, los amarillos y verdes son ideales para estancias en las que queramos potenciar el dinamismo, los rojos son potentes y aumentan la energía de cualquier estancias, mientras que los blancos crean estancias puras que además pueden combinarse sin miedo con cualquier otra tonalidad.