Durante los meses de invierno es más que probable que nuestro pasto acumule lo que se conoce como fieltro. Se trata de una capa fina, de 1 o 2 cm de espesor, que se forma en su superficie. Una masilla de tierra, restos de raíces y hojas que hacen que el agua no filtre bien. Con la llegada del buen tiempo, y por tanto el sol, si el agua no filtra bien, nuestro pasto podría secarse. Por este motivo es imprescindible realizar un trabajo de escarificado, o lo que es lo mismo, arañar la superficie de tu pasto para romper este fieltro. Se puede hacer de forma manual, con rastrillo, o bien con una máquina específica. Cualquier jardinero cuenta con esta maquinaria, así pues, no sería mala idea contratar sus servicios para hacer una puesta a punto de nuestro pasto.