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Visto en: vintageandchicblog
Una situación concreta se da cuando el cliente consulta sin ninguna idea. Otra muy diferente cuando tiene bastante claro qué quiere. Así pues, debemos diferenciar. Si aquello que nos solicita el cliente es algo completamente imposible, debemos darle toda la información e intentar dirigirlo a algo viable (podemos incluso renunciar a un proyecto que realmente no creemos que quede bien).
Algo bien distinto es intentar quitarle de la cabeza al cliente lo que quiere por nuestra propia comodidad. Quizá una solución demore más que otra (y sea menos rentable), pero esto no significa que debamos hacerle cambiar de parecer. Un buen profesional sabrá aceptar las situaciones como vienen y conseguir que el cliente esté contento.